¿Y SI MARÍA HUBIERA ABORTADO?
ADVERTENCIA: EL CONTENIDO DE ESTE ARTÍCULO PUEDE AFECTAR LA SUSCEPTIBILIDAD DE ALGUNAS PERSONAS, EN ESPECIAL LA DE LOS CREYENTES. SI DECIDE LEER ESTE ARTÍCULO ES NECESARIO QUE SEPA QUE EL OBJETIVO ES ANALIZAR LA SITUACIÓN DE LA MUJER –VINCULADA A SU INVISIBILIZACIÓN Y AL ABORTO- A PARTIR DE UN RELATO DE LA BIBLIA Y EL CONTEXTO ACTUAL.
Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra.
ALGUNOS DATOS
- Durante el 2011, en el Perú se denunciaron 5335 violaciones sexuales. - Se estima que esta cifra representa solo el 5% de los casos reales. - El 90% de estas denuncias han quedado impunes. - Mujeres de todas las edades son víctimas de 9 de cada 10 violaciones. - En el Perú el aborto está penado, incluso en los casos de violación. - Las diversas confesiones religiosas, en especial la católica, han desatado una lucha frontal contra la legalización del aborto.
LA HISTORIA DE MARÍA 1
En la mayoría de los casos, cuando las personas leen la Biblia parten del presupuesto de que todo lo que consigna es verdadero y bueno; y si se encuentran con relatos que en la actualidad serían considerados apología contra los Derechos Humanos, la respuesta suele ser que es necesario contextualizarlos y darles una interpretación metafórica.
¿Pero qué sucedería si los contextualizamos y luego los confrontamos con nuestras vidas actuales? ¿Qué enseñanzas podríamos obtener? Este artículo es un ejercicio de este tipo y se centra en la visión bíblica de la mujer, específicamente en el caso de María, la llamada “Virgen”, en el contexto actual peruano, justo cuando se debate el derecho al aborto por violación.
Comencemos citando los acontecimientos vinculados a la maternidad de María:
1. María era una jovencita de entre 13 y 15 años cuando fue comprometida con José.
2. Para casarse y no morir apedreada en el intento, ella tenía que ser virgen y según la Biblia, lo era.
3. Cuando ya estaba comprometida, se apareció un ángel del Señor que -seguramente, en su omnisciencia- recordaba la ley de apedreamiento que había dado contra las novias no vírgenes unos cuantos siglos atrás.
4. Sin que María conozca “personalmente” al futuro padre de su hijo, es informada del Plan Divino que la involucra de la manera menos esperada: tenía que salir embarazada a riesgo de morir apedreada.
5. María acepta sumisa y humilde el Plan Divino.
6. Una vez que se entera José, lógicamente -según las tradiciones de su tiempo-, se enfurece y piensa denunciarla.
7. Para evitar interferencias en el Plan Divino, José es instruido en sueños de no denunciar a María y aceptar sumisa y humildemente los acontecimientos.
8. María se libra de un linchamiento y lleva la gestación hasta el fin.
LA HISTORIA DE MARÍA 2
María no era la única mujer de su tiempo que debía casarse a temprana edad con quien su padre lo decidiera, sino que todas las mujeres eran consideradas posesiones de sus padres, esposos e hijos. Los varones deseaban asegurar que la sucesión de sus bienes no recayera en manos de hijos ajenos, por ello la sexualidad femenina fue reprimida hasta con la violencia: una mujer no virgen no podía ser una posesión confiable que mantuviera el poder masculino. La mujer era peligrosa.
Dios, personificación potenciada del varón, no tenía por qué reparar en la nimiedad de consultar a una niña sobre su Plan Divino. María nunca tuvo la posibilidad de negarse, el libre albedrío fue una farsa, solo aceptó y lo hizo sabiamente con el fin de preservar su vida puesto que la ira de dios no era desconocida en su cultura.
María ya estaba acostumbrada a callar frente a un hombre y no iba a actuar distinto frente a un hombre con mayor poder que su marido y el sanedrín en conjunto. Si podía ser apedreada por una palabra del marido, solo le quedaba la sumisión, la humildad y el silencio al responder a su dios. Y Dios lo sabía en su omnisciencia.
María no podía tener un Plan Personal para su vida: la comprometieron sin mediar su opinión y fue embarazada por otro porque no le quedaba más remedio que aceptar. ¿Qué hubiese pasado si María le respondía que no?
Pensemos un momento en las reacciones de su dios frente a las negativas: lluvia de fuego en Sodoma y Gomorra, diluvio universal, asesinato de media tribu de Leví, asesinato de pueblos enteros -incluyendo a mujeres embarazadas y ancianos- y seguiríamos hasta cansarnos. El poder de Dios era inaudito: o aceptaba o moría.
Pero si aceptaba, podría morir. Felizmente para María, esto hubiera interferido en el Plan Divino: su muerte era un asunto de hombres y ganó el más poderoso: José tuvo un sueño que lo convenció de no denunciar a María. El saber que su rival era el mismísimo Dios -el mismo que ya se había airado anteriormente- fue un argumento contundente para José.
La historia termina con un final “feliz”: María no muere y cumple el propósito para el que nació de acuerdo con el Plan Divino.
LAS MARÍAS DE HOY
En la Judea de esa época, no había opción para que María elija tener o no tener el hijo producto de la imposición del varón más fuerte dentro de su cultura. Esta historia se repite en un sinfín de Marías en el Perú.
Un hombre fuerte “colocó su semilla” en las Marías peruanas porque ellas no tenían más remedio: o “aceptaban” o morían. El hombre fuerte rara vez se enfrenta a los Josés de hoy (la sociedad mojigata, tibia y permisiva que sanciona la violación a medias); pero como es fuerte o tiene dinero o un “padrino” más fuerte que él, queda impune. Las Marías peruanas no tienen opción a decidir si tienen a sus hijos: la misma sociedad que tibiamente condenó la violación, se yergue en la jueza que las acusa de asesinas si abortan.
Las Marías peruanas de hoy no solo son víctimas de violación, sino que el Estado puede convertirlas en victimarias y encarcelarlas por ello.
¿Dónde quedan los Derechos Humanos? ¿Dónde queda la libertad de las Marías? ¿Dónde queda la moral de miles de personas que las condenan?
Las Marías no “asesinas” siguen condenadas a un hijo impuesto y solo les queda “guardar en su corazón” el recuerdo de la violación y lo que trae consigo la manutención de un hijo. Y eso, sin tomar en cuenta los juicios morales adicionales sobre ellas (“lo provocó”, “en el fondo le gustó”, “eso le pasa por vestirse así”, etc.) y el falso consuelo que les brindan (“por algo pasó”, “Dios la está probando”, “un hijo es una alegría”, “su hijo es el consuelo que le dio Dios”, etc.).
La marcha que realizarán varias instituciones este 6 de marzo no será para que todas las mujeres violadas aborten, sino para que tengan el derecho a decidir y no sean encarceladas por eso.